Sacar a pasear a la mascota aumenta en más de 30 minutos el tiempo dedicado a las caminatas semanales.
AMALIA TORRES
Si nada lo motiva a levantarse de su cómodo sillón, entonces adopte un perro.
 Según estudios presentados en la XII Conferencia de la Asociación Internacional de Organizaciones para la Interacción de Seres Humanos y Animales, que se realizó en Estocolmo, cuidar de manera responsable a una mascota ayuda a incrementar la actividad física de su dueño.
Científicos de Australia y Estados Unidos concluyeron que las personas que tienen un perro aumentan sus caminatas semanales en 30,8 minutos. Además, el colesterol y la glucosa disminuyen entre quienes caminan tres meses junto a sus mascotas.
En la conferencia, realizada con el apoyo de Mars Petcare, también se habló del programa "Camina con tu perro y pierde peso", de la U. de Missouri, donde 165 voluntarios realizaron ejercicio junto a sus mascotas. "Programas como éste desempeñan un rol importante en la lucha contra la obesidad, especialmente porque tienen mucho éxito facilitando la actividad física. Los participantes dijeron que era una manera práctica de hacer un buen ejercicio, y que los perros les daban la motivación necesaria para seguir el programa semana tras semana", dijo Rebecca A. Johnson, investigadora a cargo.
Al veterinario Ariel Martínez estos resultados no le llaman la atención. Está consciente que tener un perro puede servir como un excelente motivador para mantenerse activo. De hecho, recuerda el caso del dueño de un boxer que, por ayudar a su perro hiperactivo a descargar su energía, comenzó a trotar con él. "Ahora es adicto al trote", dice.
Según explica Martínez, para una crianza responsable, es necesario sacar al perro a caminar todos los días. Eso sí, admite, hay razas que necesitan más el ejercicio, como los boxer, cocker y pitbull. "Otros, en cambio, como los yorkshire, necesitan caminatas más cortas y una actividad física más moderada. Pero eso no significa que no necesiten salir a caminar", puntualiza.
Publicado el 26/11/2010
Fuente: El Mercurio
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